Es una de las grandes noticias de la semana: Whatsapp prohibido a menores de 16 años . Este hecho supone sin duda un primer paso hacia un mayor control parental de lo que los niños puedan traerse entre manos sin conocimiento de los padres.
Patricia Peyró @kontrolparental
Además de tener móvil desde los 8 años, la mayoría de los menores de edad ya cuentan también WhatsApp. La App de mensajería instantánea a los padres en cierto modo nos da la tranquilidad de podernos comunicar con ellos a golpe de teclado. Sin embargo, y mirándolo desde otro punto de vista, el proporcionarles esta aplicación también les facilita la comunicación con cualquier persona y a cualquier hora del día y de la noche. ¿Realmente estamos seguros de querer esto? La medida entrará en vigor a partir del 25 de mayo, momento en que se aplicará el Reglamento General de Protección de Datos en Europa.
El origen de los cambios ha estado en el revuelo surgido a partir de la filtración de datos del gigante Facebook, asimismo propietario de esta aplicación. El resultado: Whatsapp prohibido a menores de 16 años.
El Reglamento General de Protección de Datos en Europa pretende dar control al usuario sobre la información que facilita a las empresas al hacer uso de distintas aplicaciones. Pretende también proteger al usuario menor de edad, especialmente vulnerable al engaño.
El WhatsApp y el riesgo de ciberbullying
Además del riesgo de filtración de nuestra información personal para usos no autorizados, el uso de las nuevas tecnologías por niños aumenta las posibilidades de que padezcan o incurran ellos mismos en el ciberacoso.
Los estudios realizados relacionando la tenencia de móvil con el ciberacoso o ciberbullying han establecido una correlación positiva y directa entre ambas variables a la hora de valorar la probabilidad de que este tenga lugar. Por tanto, cuanto antes se tiene el móvil, mayor riesgo habrá de sufrir algún episodio de acoso u hostigamiento vía mensajería instantánea o cualquier otra vía digital como puedan ser las redes sociales.
En España se podía utilizar la aplicación mensajería de forma “legal” a partir de los 14 años, uno más que lo autorizado en América.
Tendentes a saltarnos las normas
Aunque a priori pueda parecer una buena noticia, lo cierto es que a la hora de la verdad, los niños (incluso contando a veces con la autorización de sus propios padres) muchas veces se saltan a la torera esta prohibición, evadiéndola con una simple mentira acerca de su edad. Este ejercicio se observa repetidamente no sólo en el WhatsApp, sino en cualquier otra red social.
Hasta el momento WhatsApp, al contrario que sucede en otras aplicaciones como Facebook, no pedía información alguna sobre la edad del usuario. Comenzará a hacerlo a partir de ahora, aunque queda pendiente el modo en que podrá verificar la autenticidad de esta declaración sobre el año de nacimiento.
WhatsApp facilita el acoso por texting o ciberacoso entre niños cada vez más pequeños, por lo que aumentar la edad podría ser una buena medida preventiva.
Personalidades influyentes como Emilio Calatayud ya se han pronunciado al respecto. Según el polémico juez, la prohibición suena a “brindis al sol para cubrirse las espaldas sobre posibles demandas”. Según el magistrado de Granada, los padres son los primeros culpables al proporcionar el móvil a los hijos desde edades cada vez más tempranas.
Por su parte, el psicólogo y exdefensor del menor Javier Urra ve el hecho como algo positivo, en el sentido de que, como mínimo, supone una regulación legal que sirve de referente a los padres para establecer la prohición a sus hijos respaldándose en lo que manda la ley.
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Por Patricia Peyró @kontrolparental
Hemos hablado varias veces del WhatsApp, y no somos los únicos, al ser una de las Apps más innovadoras del mercado desde la aparición del smartphone. Parte de su éxito se debe a la revolución que ha generado la gratuidad que ofrece en el envío de mensajes, cambiando de este modo nuestras formas de comunicación, hasta el punto de que ya preferimos enviar un mensaje que llamar por teléfono.
Los usuarios de esta aplicación tienen una media de 15 chats o canales abiertos en su móvil. Y existen tantos chats posibles en el propio teléfono como números tengamos en la agenda. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros tenemos también ese contacto «incómodo» que fantasearíamos con bloquear, para que no nos acose con sus mensajes, o simplemente para dejar abierta la ambigüedad en cuanto a nuestra disponibilidad, especialmente ahora que han activado el servicio de las dos aspas azules, y con él desatado en cierto modo la paranoia del Doble Check Azul?
¿Cómo bloquear a un usuario en WhatsApp?
En el iphone, basta con pulsar «Bloquear», el botón que sale arriba del todo en la ventana del chat cuando alguien que no está en tu agenda te envía un mensaje. En Ajustes / Cuenta / Privacidad / Bloqueado/ Añadir. Para desbloquear, basta con deshacer los pasos anteriores a partir de las listas de gente bloqueada.
En teléfonos Android, hay que abrir WhatsApp e ir a la pantalla de Chats, y en el Menú: Ajustes / Privacidad / Contactos Bloqueados / Agregar. Para desbloquear has de mantener presionado el nombre del contacto y a continuación seleccionar el botón de Desbloquear.
¿Qué pasa cuando bloqueamos a alguien en WhatsApp?
-A partir del bloqueo, el usuario al que has «vetado» el paso podrá seguir enviándote mensajes, pero tú no los recibirás.
-No podrás enviarle mensajes tú a él tampoco salvo que desbloquees previamente el contacto.
-El contacto bloqueado tiene información restringida sobre tu estado: no podrá ver las actualizaciones descriptivas que hagas, ni las fotos nuevas asociadas a tu perfil.
-Desconocerán los datos referentes a tu última conexión, no sabrán si estás en línea, ni por supuesto recibirán el feedback de las aspas azules indicando si has leído o no el mensaje.
Por Patricia Peyró @kontrolparental
Los españoles lideramos el uso de WhatsApp en la Unión Europea. Así lo indican claramente los estudios realizados por el Reuters Informe de Noticias Digitales 2014 realizado por el Instituto Reuters, tras analizar el consumo de noticias online y la forma en que ésta la comparten hasta 18.000 usuarios procedentes de distintos países del mundo, como España, Reino Unido, Alemania, Estados Unidos y Japón, entre otros.
¿Es esta una buena noticia? Responder a esta pregunta no es tan sencillo. En la medida en que esta App favorece el acceso a información, de forma gratuIta, podría considerarse a priori una señal de avance social y tecnológico. Asimismo, el modo en que nos pone en contacto cotidiano con familiares o amigos con los que, de otro modo, no trataríamos, también se puede considerar un “plus” social, e incluso afectivo.
Sin embargo, el fácil acceso al WhatsApp y el modo en que está empezando a sustituir la comunicación hablada y el trato “cara a cara” hacen de estA App un arma de doble filo con la que debemos tomar algunas precauciones. Una de ellas es informar a nuestros hijos adolescentes de cómo y cuál es su uso apropiado, puesto que son los jóvenes los que más usan y “abusan” de la tecnología digital.
RIESGOS DEL WHATSAPP
-Se puede perder el contacto con la realidad
-A veces se usa como sustituto de una comunicación real y se pueden perder las tablas (o directamente no adquirirlas) en el trato con los demás
-Falta de habilidades sociales, al no saber expresarse verbalmente en la comunicación cara a cara
-Favorece la evitación de encuentros reales y la cobardía para confrontar los problemas de las relaciones sociales
-Su mal empleo puede dar muy mala impresión a los destinatarios de los mensajes
PARA QUÉ NO USAR EL WHATSAPP:
-Temas de alta intensidad emocional: rupturas sentimentales, discusiones familiares, reproches…
-Negociaciones sobre temas de trabajo como condiciones, etc.
-Reclamaciones formales o que requieran un trato serio.
-Profesar insultos, acosos o burlas.
-Temas delicados y confidenciales susceptibles de ser expuestos públicamente.
-Imágenes comprometidas o sexuales.
Patricia Peyró @kontrolparental
Las relaciones ya no son lo que eran. No es ningún secreto que hemos cambiado la forma de comunicarnos y de relacionarnos desde que los móviles entraron en nuestras vidas. Primero fueron los sms, o sistema de mensajería corta («short messsage system») y ahora son los WhatsApp, que suponen la microesencia del mensaje, al ser gratuítos y poderse enviar de forma ilimitada. Lo importante es aceptar que hemos cambiado las antiguas llamadas telefónicas, las cartas, e incluso el quedar por el envío de mensajes o por el microchat.
El «texting», o uso abusivo de la mensajería instantánea, generalmente a través de los smartphones, ha hecho especial mella en los adolescentes, dada su rapidez, discreción y gratuidad del uso. Los colegios prohiben su uso en las aulas precisamente para evitar que los jóvenes se pasen el tiempo intercambiando mensajes e imágenes en lugar de atender en clase, así como para evitar el intercambio de información en exámenes.
Aunque a priori no tendría por qué haber nada de malo en el uso de la mensajería instantánea, siempre que no sea compulsivo, lo cierto es que puede suponer una fuente más de acoso entre los adolescentes, cuando éstos mantienen relaciones «tormentosas» o poco sanas, en las que el maltrato psicológico, generalmente de chico a chica, tienen lugar.
¿CÓMO IDENTIFICAR MENSAJES DE TIPO MALTRATADOR?
-En ocasiones contienen insultos o amenazas. «Esos pantalones te hacen gorda»
-Están destinados a que el destinatario se sienta vigilado, no querido: «Ví que estabas conectada a las 23:00h, ¿con quién hablabas?»
-Incluyen preguntas de control: «¿Qué te has puesto? » «¿Con quién estás?»
-A menudo tienen carácter de reproche o son intransigentes: «No contestas a mis mensajes, ¿qué haces?»
-Recurrirán a la amenaza para amedrentar a la víctima: «Te vas a enterar como te vea con ése», «De mí tú no te ríes»
-Son mensajes con picos anímicos, y muchas veces el maltratador pide perdón a la víctima pero se justifica: «Perdona, es que te quiero demasiado»
CONSECUENCIAS DEL MALTRATO
-Producen sentimientos de sometimiento, humillación, dominio y miedo.
-Hay una dependencia emocional entre la víctima y el agresor, que se retroalimentan dentro de una relación destructiva en la que el agresor basa su autoestima en la dominación.
-Genera daño psicológico en la víctima, que cada día va dudando más de sus capacidades y acaba autoculpándose por padecer el maltrato.
Las niñas adolescentes son muy vulnerables al maltrato por parte de sus parejas. Los padres debemos estar pendientes de su estado de ánimo cuando observemos altibajos emocionales, y sospechar si no puede tratarse del chico con el que sale, también teniendo en cuenta que ella siempre le intentará proteger.