Patricia Peyró @kontrolparental

Por mucho que queramos a nuestros hijos no podemos estar con ellos protegiéndoles en todo momento. Por esta razón hemos de enseñarles a defenderse por sí mismos.

Los niños también tienen sus tormentas emocionales. Ejemplo de ello es la depresión infantil, más frecuente de lo que pensamos, y a la que se llega en muchos casos por algún componente social del entorno del niño, como pueda ser el no adaptarse a un grupo o el ser rechazado y maltratado psicológicamente a través del acoso escolar o bullying por parte de sus compañeros.

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En todos los contextos sociales aparecen desencuentros que los pequeños han de aprender a reconocer y confrontar

El acoso escolar suele comenzar a partir de bromas, que se van tornando pesadas, hasta volverse burlas y armas tortuosas con las que herir al niño acosado. Si conseguimos dotar a nuestro hijo de algunos mecanismos de defensa contra las burlas podremos ahorrarle un gran sufrimiento. Hablamos de las herramientas y mecanismos conductuales con los que podrán confrontar los pequeños y grandes roces de la convivencia presentes en su día a día, con sus propios amigos y compañeros.

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Muestra a tu hijo comprensión y cariño

Cómo ayudar a nuestro hijo

Hemos de generar con él una comunicación fluida en la que se sienta protegido, y nunca juzgado o temeroso de posibles represalias.

– Manifiesta interés en el problema, sin minimizarlo pero sin incurrir en reacciones exageradas con las que le generemos más ansiedad.

– Asegúrate de conocer bien la situación tomándote el tiempo necesario para entenderlo. Una vez nos lo cuente todo el niño ya se sentirá mejor sólo por el hecho de contarlo.

– Analizar la situación en conjunto para llegar a una versión lo más real posible de la situación. Así sabrás si es una broma o un acoso reiterado.

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Enséñale a ignorar la burla y que no le afecte

– Hazle preguntas para que él mismo llegue a una solución contigo. “¿Qué le aconsejarías que hiciera a tu mejor amigo?” “¿Y cómo crees tú que podrías resolver esta discusión”?

– Una vez hayamos verificado que se trata de una burla y no de una broma habrá que intentar dotarle de mecanismos para que los insultos o burlas le afecten lo menos posible.

– Dale estrategias útiles y reales: practicar en casa con nuestro hijo, a ser posible empleando el humor, e incluso dotándole de respuestas ingeniosas y automáticas.

Hazle reflexionar sobre sus amistades y cómo le hacen sentir. Enseguida se dará cuenta de que algunos niños no le convienen.

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Procura fomentar sus amistades positivas y que evite los niños bully o tóxicos

-Enséñale a identificar sus propias emociones y a gestionar su control de impulsos, si es necesario recurriendo a un profesional.

-Llega a un compromiso con el niño. Por ejemplo, ir al colegio a hablar con el profesor. O llamar al padre del compañero que le está empezando a acosar. De este modo le daremos tranquilidad.

Jamás faltes a tu palabra: empeoraría el problema, el niño se sentiría engañado, además de solo, y no volvería a confiar en ti.

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