Patricia Peyró @kontrolparental
Según la encuesta más reciente realizada por el CIS, en el que se evalúa la incidencia de las conocidas como TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en las familias, el smartphone es el auténtico revolucionario de nuestra vida cotidiana según el 47,2% de los encuestados, seguido por internet, votado por apenas un 25%.
Dentro de las aplicaciones y utilidades de nuestros amigos los smartphones, existe una mayor afinidad por la mensajería instantánea, fundamentalmente del WhatsApp, usado hasta por el 69,6%, incluso por encima del correo electrónico y de las redes sociales, definiéndose en muchos casos como un “hábito compulsivo.”
¿Por qué gusta tanto el móvil?
Según los españoles, su uso es una mera cuestión de necesidad:. El 39,9% de los usuarios lo considera “muy necesario”, frente a otro 40,2% que lo describe como “bastante necesario” en la vida cotidiana. Y esto se nota en la práctica en las distintas edades, habida cuenta de que la mayoría de los padres (hasta casi un 65%) comparte con sus hijos un microchat, casi siempre canal de WhatsApp.
Problemas asociados
La repercusión social del uso compulsivo del móvil no se ha hecho esperar, y ya se reconoce que la influencia negativa que producen las nuevas tecnologías es una realidad que se refleja en los servicios de mediación familiar a los que se recurre con gran frecuencia por este motivo.
A los padres les preocupa la seguridad de sus hijos : el que accedan a contenido inapropiado, el que publiquen material sensible, o el que sean acosados, además del uso abusivo del móvil y de internet. Sin embargo, y a pesar de ir en contra de sus propios principios, por los que consideran que el inicio de la autonomía en el móvil debería ser entorno a los 12 años, lo cierto es que en España se les empieza a facilitar un móvil a los niños entre los 6 y los 11 años en la mayoría de los casos.
Problemas en las relaciones interpersonales
Entre los principales problemas surgidos del uso excesivo de los dispositivos en los adolescentes se encuentra la falta de interés por lo que sucede en su propio entorno social y familiar, así como un descuido de sus obligaciones y una merma en el descanso, que posteriormente se acusa en un menor rendimiento académico.
Todas estas razones hacen necesario plantearse la adopción de hábitos saludables que contemplen la restricción del uso y la definición de las pautas de uso en tiempo y en lugar.