Cp privacidad RRSS no autorizado

Acceder en las cuentas de los niños sin permiso sólo está justificado por un tema de seguridad

Patricia Peyró @kontrolparental

Cuando se trata de ejercer un control parental responsable, a todos nos puede surgir una misma pregunta: ¿Los padres pueden o deben acceder a las redes sociales de sus hijos? Lo que en edades tempranas se entiende como un acto razonable, a partir de la adolescencia se torna un terreno farragoso.

Dejando al margen las consideraciones de la posibilidad de acceso por disponer de las claves para entrar, hablaríamos de un tema tanto moral como legal: ¿hasta qué punto los padres tienen derecho a meterse en las cuentas o perfiles sociales de sus hijos? ¿Dónde está la frontera entre la actitud de control parental vinculada a la seguridad y la del derecho a la privacidad del menor?

Sin duda es un tema interesante y nuevo sobre el que comienza a haber una legislación. Esto es lo que arroja el Código Penal español, que parece meter en el mismo saco el material virtual, el digital y el físico:

“Aquel que para descubrir los secretos o vulnerar la intimidad de otro, sin su consentimiento, se apodere de sus papeles, cartas, mensajes de correo electrónico o cualesquiera otros documentos o efectos personales, intercepte sus telecomunicaciones o utilice artificios técnicos de escucha, transmisión, grabación o reproducción del sonido o de la imagen, o de cualquier otra señal de comunicación, será castigado con las penas de prisión de uno a cuatro años y multa de doce a veinticuatro meses”.

Cp privacidad RRSS chica

A partir de los 14 años la ley podría penar a los «padres cotillas»

La frontera está en la adolescencia
En el caso de los menores, existe un corte de edad que marca la diferencia: A partir de los 14 años, a los niños se les considera con la madurez suficiente como para hacerse cargo de lo concerniente a sus datos personales.

De acuerdo con la Ley Orgánica de protección de Datos, a partir de esta edad a los niños se les confiere autonomía para autorizar o no el acceso o tratamiento de sus datos, con lo que un niño teóricamente podría denunciar a sus padres por haber accedido sin permiso a sus cuentas.

Casos excepcionales: acoso escolar, sexting o grooming

Las implicaciones de esta ley podrían ir más allá de la molestia que le pueda ocasionar al joven “el cotilleo” de sus padres acerca de su vida privada cuando exista una razón de peso que les lleve a estos a acceder a las cuentas de sus hijos. Hablamos, por ejemplo, del acceso de los padres ante la sospecha de un acoso escolar, de un caso de sexting, o incluso de grooming o intento de captación al niño por parte de un adulto malintencionado o depredador sexual.

Cp privacidad RRSS padre hijo pequeño

La ley, ante todo, procura la protección del menor al margen de los derechos de privacidad

Aunque en estas situaciones las pruebas aportadas por los padres y obtenidas a través del acceso a sus perfiles sociales podrían ser desestimadas por ilegales, algunos casos reales parecen indicar que la ley se pone del lado de los padres en este caso, anteponiendo la seguridad y la obligación de proteger al menor sobre su derecho a la privacidad.

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Colgar fotos de nuestros hijos en internet tal vez no sea una buena idea

Patricia Peyró @kontrolparental

Es raro el día que no pasamos por las redes sociales para dar un repaso a lo que sucede en nuestro entorno. Unas veces para informarnos sobre noticas o temas que nos interesan, y otras para distraernos “cotilleando” la vida de los demás, lo cierto es que también las usamos para mostrar aspectos de nuestra vida privada. Pero, ¿qué sucede si esas fotos que compartimos no son nuestras, sino que pertenecen a un menor de edad? ¿Hacemos bien en publicarlas?

Internet se ha convertido en una poderosa herramienta de comunicación exhibicionista de la que tendemos a abusar. Cada vez existen más bromas sobre el tema porque: ¿Qué nos hace pensar que a los demás les pueda interesar lo que comemos, lo que hacemos, o sentimos en cada momento? Pensándolo fríamente, todos sabemos que seguramente poco o nada. Sin embargo, no podemos evitar (unos más que otros) hacer un alarde exhibicionista del todo innecesario, incluyendo la exposición de información sensible o fotos de nuestros seres queridos.

En Facebook tendemos a hacer una sobre-exposición de nuestra vida personal para proyectar una imagen ideal y feliz que muchas veces es falsa.

En Facebook tendemos a hacer una sobre-exposición de nuestra vida personal para proyectar una imagen ideal y feliz que muchas veces es falsa.  Pincha sobre la foto para saber más.

Repasemos cuáles son los riesgos de esta práctica tan común con la que exponemos públicamente las fotos de nuestros tesoros más preciados: nuestros hijos.

 -Cuando colgamos una foto en internet, automáticamente dejamos de controlar su destino.

Y por destino se entiende un número indefinido de destinatarios, que pasan de ser aquellos amigos y familiares a los que inicialmente iba destinada, a miles de usuarios desconocidos de la red. ¿De verdad colgaríamos una foto de nuestro hijo en la puerta de casa? Recordemos que el alcance potencial va en aumento a medida que se va compartiendo el contenido, que en ocasiones se vuelve inexplicablemente viral.

-¿Tenemos derecho?

O, lo que es lo mismo, ¿ellos nos dejarían hacerlo? Las normas éticas de conducta en internet no son tan distintas a las de la vida real, y el mero hecho de etiquetar a alguien sin su consentimiento nos debe hacernos replantear si hacemos bien o no. Sean o no nuestros hijos. Sean o no menores de edad.

-Desconocemos qué podrán hacer con estas fotografías.

A estas alturas suponemos que poca gente expondrá fotos de menores de edad desnudos. Pero, en cualquier caso, y aunque estén vestidos, no sabemos si alguien podría hacer uso de estas imágenes con fines personales de cualquier tipo (publicidad no autorizada, información o convocatorias falsas de concursos, de petición de firmas y datos…)

Una vez la foto está en internet, cualquiera la puede descargar

Una vez la foto está en internet, cualquiera la puede descargar

-Damos pistas a potenciales agresores

Otra buena razón para no dejar fotos de nuestros hijos es el protegerlos de amenazas hacia su persona. Si alguien sabe quién es tu hijo y qué aspecto tiene, y quisiera hacerte daño, podría amenazarte con esta información, o incluso podrías ponerlo en peligro de secuestro.

-Vulneramos sus derechos y arriesgamos su reputación.

Conociendo como conocemos los riesgos del ciberbullying,  sin darnos cuenta podríamos exponer fotos que los pusieran en ridículo frente a sus iguales, sirviendo esto como material incendiario de difusión para el acoso en las redes sociales.

Exponiendo sus fotografías podemos violar su intimidad o exponerlo a burlas innecesarias.

Publicando sus fotografías podemos violar su intimidad o exponerlo a burlas innecesarias.

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