Por Patricia Peyró @kontrolparental
Internet está dejando de ser el fenómeno nuevo que ha sido hasta hace poco, para convertirse en esa herramienta de presencia imprescindible en nuestras vidas. Repartida a razón de un «fifty-fify» en lo personal y en lo profesional, su significado no es el mismo para niños y jóvenes que para los que somos adultos: la diferencia está en que los adolescentes han nacido en la era de internet, mientras que sus padres lo hemos tenido que aprender después.
Lo mismo sucede con las redes sociales, que ya no son nuevas, sino jóvenes. Al menos algunas de ellas, como Facebook, nacida en el año 2004 para uso interno de unos estudiantes de Harvard, pero pronto generalizado a cualquiera con una cuenta de correo electrónico. A España llegó en el año 2007, como al resto de Europa, tras propagarse su uso como la pólvora entre los universitarios americanos.
Una de las razones por las que fascinó Facebook y pronto convirtió en millonario al joven Zuckerberg fue el servir de instrumento para reencontrarse con viejas amistades de la infancia, formándose un nuevo mundo social pero virtual en el que tenían cabida tanto amigos como conocidos. Pasado el fenómeno y la emoción, Facebook ha ido tomando un cariz comercial e instrumental cuyos fines monetarios disgustan y aburren a lo que empieza a ser una mayoría adulta, y que directamente no son opción para los niños y adolescentes.
La relación de Facebook con los niños
Niños y adolescentes han recurrido hasta ahora, por imitación parental, a Facebook como instrumento de socialización on-line. Sin embargo, en ellos no ha encajado esta red igual que para su generación predecesora, tal y como ha demostrado el estudio llevado a cabo por el departamento de investigación del banco americano Piper Jaffray, que muestra cómo los adolescentes han cambiado sus patrones de consumo: los mismos jóvenes entrevistados hace seis meses que utilizaban Facebook en un 72%, han pasado a ser un 45%. Datos que contrastan con el aumento proporcional y «traspaso» de usuarios juveniles a Instagram, la favorita del 76% de los adolescentes. Además, se determina definitivamente que el acceso a internet es mediante smartphone y no tanto a través del ordenador.
¿Por qué no les gusta Facebook?
Es una red social «de padres», en la que van a encontrarse con ellos, siendo ésto incompatible con la propia adolescencia, en la que se forja el carácter con amigos y se hacen esas «travesuras» en las que uno no espera tener testigos adultos, y mucho menos sus propios padres.