Patricia Peyró @kontrolparental
No es la primera vez que ANAR nos sorprende con sus campañas anti-bullying creadas en colaboración con la Fundación Mutua Madrileña. En esta ocasión, y tal vez al hilo del mes del terror por excelencia tras la reciente celebración de Halloween, los expertos en ayuda a niños y adolescentes en riesgo vuelven a sacar el tema del acoso escolar valiéndose de la imagen arquetípica de los monstruos y lanzando un mensaje muy directo a los testigos.
El monstruo es el niño bully, el acosador, es verdad. Pero no actúa solo. La campaña pone la diana en los testigos que perpetúan el monstruo del bullying. Sin alimento, este monstruo dejaría de existir porque el niño maltratador acosa porque recibe el apoyo social de los que, por activa o por pasiva, son sus “cómplices” al permitir que éste tenga lugar.
La idea es “que los chicos y las chicas lo vean como lo que es: un espanto; un horror”, aclara Lorenzo Cooklin, director general de Fundación Mutua Madrileña. Por oposición a la actitud habitual, que es la de callar y no denunciar el acoso.
“Tus risas, tus silencios y tus comentarios alimentan la pesadilla”, reza la nueva campaña de ANAR
Así alimentamos al monstruo sin darnos cuenta
Los testigos que alimentan el bullying han sido bien descritos en la teoría del Círculo de Olweus
– Son secuaces, cuando lo apoyan y manifiestan algunas conductas de acoso aunque no lo hayan iniciado
-Son acosadores pasivos cuando son partidarios pero no lo manifiestan activamente
-Son acosadores potenciales cuando no manifiestan públicamente el apoyo pero les agrada el asedio.
Los niños alimentan al monstruo del bullying a través de acciones como los silencios, las risas y las complicidades, además de por mantenerlo en silencio y no denunciarlo ni en la escuela ni en casa.
Los padres y adultos, por nuestra parte, también cebamos al monstruo a base de algunos comportamientos, o cuando dejamos de hacer algunas cosas haciendo la vista gorda. Ejemplo de ello estaría en hablar mal de otro niño o de sus padres, o en dejar de lado a ese compañero del que nunca hablan no invitándole a un cumpleaños ni asistiendo a alguna invitación.
Una vez que detectemos el acoso, ya sea por percibir las señales de bullying manifestadas fundamentalmente en aislamiento, cambios anímicos y rechazo a ir a la escuela o pérdida de material escolar, la reacción de los padres será fundamental para apoyar al niño. Los expertos recomiendan actuar sin exageraciones y tomar las cosas con calma, precisamente para no generar en el niño una ansiedad mayor a la que tiene. “Los niños tienen miedo a esa sobre-reacción de los padres en el centro escolar”, asegura Ballesteros.
Para paliar los problemas derivados del acoso escolar y saber cómo actuar, desde la Fundación ANAR junto con Fundación Mutua Madrileña han elaborado una nueva guía con consejos disponible en la web Acabemos con el Bullying.
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