Una encuesta realizada en Argentina por Motorola refleja unos adolescentes enganchados al móvil hasta 12 horas diarias
Patricia Peyró @kontrolparental (más…)
Una encuesta realizada en Argentina por Motorola refleja unos adolescentes enganchados al móvil hasta 12 horas diarias
Patricia Peyró @kontrolparental (más…)
Los niños son los grandes afectados por el phubbing de sus padres hacia ellos
Patricia Peyró @kontrolparental
En el año 2007 y con el nacimiento de los móviles de última generación nada haría suponer que éstos se convertirían, con el paso de los años, en una herramienta de doble filo que nos acercaría y alejaría por igual de nuestros contactos sociales e incluso de nuestros seres más queridos. Sin embargo, el móvil se ha convertido no sólo en el medio, sino también en el fin de la comunicación. Tal es lo que se ha dado en llamar Phubbing.
La dictadura del smartphone está afectando a los modelos sociales y, en general, va en detrimento de unas relaciones interpersonales reales que se sustituyen, cada vez más, por unas relaciones virtuales en las que el móvil y los dispositivos constituyen el medio de comunicación, pero también el fin de ésta, y de una forma literal.
Los adolescentes prefieren enviarse mensajes de texto antes que llamarse
Tanto es así que ya existe un nuevo término empleado para definir esos retratos urbanos a los que ya estamos acostumbrados, en los que una pareja o grupo de personas se encuentra reunido entorno a alguna actividad, pero en realidad lo están dentro de lo que podría denominarse una “soledad compartida” en la que existe una suma de individuos que conforman un grupo, pero en realidad sus componentes cada uno está a lo suyo mirando a su móvil o dispositivo. Para definir esta nueva realidad cotidiana ha nacido el término “phubbing”, proveniente del inglés y de la conjunción de dos palabras “phone” (teléfono) y de “snubbing” (menospreciar).
Menospreciamos el valor de la presencia del otro
Efectivamente, se trata de un menosprecio al otro en el sentido estricto de la palabra: no le prestamos atención y únicamente estamos pendientes del dispositivo. Entonces, ¿para qué necesitamos la compañía? ¿Vamos camino del fin de las relaciones humanas directas y reales? Cuando chateamos por el móvil lo hacemos con amigos o conocidos porque tenemos un montón de cosas de las que hablar y estamos deseando vernos o ansiosos por contarnos todo. Sin embargo, a la hora de la verdad, y cuando nos vemos, volvemos al dispositivo en busca de nuevas fuentes sociales virtuales con las que nutrirnos de datos o interactuar mientras estamos con esos amigos con los que hemos quedado.
El adolescente está enganchado fundamentalmente a las redes sociales y a las aplicaciones de mensajería instantánea como el WhatsApp o Snapchat
Los adolescentes son las grandes víctimas de las consecuencias del phubbing o del aislamiento social que lleva consigo el abuso del móvil para relacionarse. Así lo indican las cifras aportadas por los creadores de FaceUp , la App creada para eliminar la Nomofobia o adicción al móvil : Se calcula que hasta el 71% de los usuarios de Smartphone de entre 18 y 45 años padece dependencia del móvil, elevándose este porcentaje hasta el 85% en caso de adolescentes.
La paradoja del Smartphone: si bien permiten una “conexión” con gente con la que de otro modo no trataríamos, también nos aleja de los demás
¿Quieres darte a conocer? Si tienes una App o sitio web relacionada con el control parental, con las TIC y la educación vía internet, smartphones y tablets, contacta con nosotros aquí.