Patricia Peyró
Los adolescentes utilizan sus dispositivos como una forma natural de relacionarse, minimizando los problemas que puedan derivarse del envío de material gráfico o audiovisual. Entre estos problemas podemos señalar el texting como una potencial fuente de posterior ciberbullying entre adolescentes. Entre sus consecuencias negativas, afecta no sólo a la seguridad del menor, sino muy especialmente a su reputación y a su salud mental.
Junto con el grooming, el sexting constituye uno de los grandes peligros presentes en la era de internet para niños y adolescentes. Aunque tienen puntos en común, son diferentes. El sexting habla de una relación establecida de forma consensuada entre adolescentes y por la que intercambian imágenes de contenido erótico. Por su parte, cuando se habla de grooming nos referimos a una relación establecida entre un niño y un adulto tras el engaño deliberado de éste al menor. Los fines del groomer son el de la estimulación sexual o el realizar una sextorsión posterior al niño, para lo cual se hace pasar por alguien de su edad.
Una de las razones pasa por estimular sexualmente al destinatario del mensaje, con el que típicamente la chica mantiene una relación.
Así se produce el sexting
-En el sexting la propia persona envía fotos sexuales que, fuera de contexto, podrían comprometerla socialmente
-Las estadísticas indican que es habitualmente una chica la que envía las fotos al que es su novio del momento y en quien confía plenamente.
-El envío de material gráfico de carácter sexual es parte de un flirteo y cortejo amoroso que se va tornando cada vez más subido de tono.
-Una vez la chica ha enviado la foto, perderá el control de la imagen, que podría tener una difusión masiva en las manos de la persona equivocada.
El sexting es un fenómeno muy popular entre adolescentes, pero viene cargado de riesgos
La motivación para el intercambio de fotos
En general existe una cierta presión adolescente para actuar como los demás chicos de su edad. También en cuanto al sexo, el cual pretenden «normalizar», cuando a su edad todavía tiene una componente emocional muy fuerte y muy condicionada a su inmadurez. Es por ello que algunas niñas «pretenderán» actuar de forma relajada respecto al sexo, a veces compartiendo imágenes comprometidas incluso en sus propios perfiles sociales, como el de Instagram. Y todo a cambio de un puñado de «Likes».
La propia inmadurez de la adolescente la hará creer en un romance idílico y enmarcado en un amor eterno en el que no se cuestiona la confianza de su pareja adolescente. Y precisamente será como «prueba de amor» el modo en que típicamente el sexting tenga lugar.
Los dispositivos suponen un medio muy fácil y accesible para fotografiar, grabar y difundir las imágenes de contenido erótico a toda velocidad
Riesgos del sexting
La facilidad con la que se hacen fotos y vídeos a través de los propios dispositivos de los jóvenes, y su rápida transmisión hacen que el intercambio de imágenes sea una práctica cotidiana entre los más jóvenes. Sin embargo, la propagación pública de esas imágenes puede tener consecuencias fatales.
En caso de que las fotografías se lleguen a compartir, la persona implicada en estas imágenes corre un alto riesgo de convertirse en el pasto de las burlas de todo su grupo de iguales: Esto es, niños de su misma edad y generalmente dentro del entorno de su colegio. Como consecuencia, con el sexting se precipita peligrosamente el riesgo de acoso escolar y ciberbullying.
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