Con sólo 9 años el pequeño Jamal Myles se suicida tras sufrir acoso escolar por declararse gay en la escuela
Patricia Peyró @kontrolparental
En nuestro país no hemos iniciado todavía el nuevo curso, pero sin embargo ya nos estrenamos con la primera muerte del año por acoso escolar. Ha sucedido en Estados Unidos, y tan sólo cuatro días después de arrancar el curso. La noticia ha conmocionado a un público global que se siente cada vez más vulnerable ante la lacra del bullying.
Ha sido su madre quien ha dado a conocer la triste noticia del fallecimiento de su hijo. El detonante de todo, según ha explicado ella misma, fue el reconocimiento de su homosexualidad, primero a ella, para después hacerlo abiertamente ante sus compañeros de clase nada más comenzar el curso. Siendo la respuesta de la madre la aceptación y normalización de la expresión de su tendencia sexual, el niño se sintió lo suficientemente seguro como para compartirlo también en el contexto escolar. La noticia en este entorno, sin embargo, no despertó simpatía sino el rechazo de sus compañeros, que comenzaron a acosarlo hasta el punto de aconsejarlo que se quitara la vida, según informaba la hermana de la víctima a su madre.
Con sólo 9 años, Jamal estaba tan emocionado con aceptar su homosexualidad y recibir la aceptación familiar y social, que decidió contarlo en el colegio desde el primer día, recibiendo el acoso escolar por respuesta.
Los niños gays pueden ser objeto de violencia escolar por salirse de la norma o romper con los roles de género. En situaciones extremas puede llevar a la muerte, como en el caso del pequeño Jamal, quien se suicida tras sufrir acoso escolar por declararse gay
Bullying y homosexualidad: así se relacionan
El caso de Jamal Myles no es aislado. La relación entre el bullying y la homosexualidad es una realidad tangible que ha quedado manifiesta en distintas investigaciones. Aún así, es un tema del que se habla poco y necesita desarrollo, incluso en el ámbito teórico del estudio sobre el acoso escolar.
Los insultos homófobos están a la orden del día dentro de las aulas, en los pasillos y los patios del colegio. Por otra parte, van dirigidos, no sólo a niños gays, sino a cualquier niño que parezca serlo a ojos de otro niño bully o maltratador. Otras veces, ni siquiera tendrán que parecerlo, sino que los ataques homófobos servirán para sembrar la duda sobre la orientación sexual de un determinado niño y convertirlo así en pasto de las burlas. Para ilustrar este último ejemplo tenemos el conocido caso de Grayson, un niño americano acosado por llevar una mochila de la serie de dibujos “Mi pequeño pony”, supuestamente para niñas, y a quien desde la dirección del colegio se le prohibió la entrada en la escuela con esa mochila.
En los colegios se utiliza la homosexualidad, sea real o supuesta, como arma arrojadiza para iniciar el acoso escolar. Así sucedió en el caso de la historia de Grayson, llevada al teatro
El drama de ser diferente
¿Por qué la homosexualidad despierta la violencia escolar? En el contexto del colegio lo que se castiga fundamentalmente es la diferencia. Y así es como el bullying se manifiesta en forma de insultos, maltrato y hostigamiento hacia los niños homosexuales o con cualquier “desviación” respecto a la “normalidad” de la tendencia heterosexual. Este hecho es bien conocido la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Trans y Bisexuales (FELGTB), la cual reporta un alto índice de ciberacoso (cerca del 60 por ciento) hacia estudiantes del colectivo LGTB.
Los niños del colectivo FELGTB (en inglés LGBTQ), habituales víctimas del desprecio de sus compañeros, padecen frecuentemente síntomas de depresión y ansiedad, según una encuesta realizada recientemente a más de 12.000 niños
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