Por Patricia Peyró
En los últimos años, y desde la aparición de los smartphones, los teléfonos móviles han pasado de ser un utensilio destinado a la comunicación “de emergencia”, a ser un apéndice que no se despega de nuestro cuerpo. Y es que, en la era de las redes sociales, los teléfonos móviles ya no son lo que eran.
Nerviosismo, irritabilidad, miedo, y conductas irracionales son sólo algunos de los síntomas de una nueva patología nacida con los smartphones. Hablamos de la NOMOFOBIA, cuyas siglas provienen del inglés “ NO-MOBILE-PHONE “ Como toda fobia, tiene como característica fundamental un miedo irracional y subyacente, en este caso, a salir de casa sin el móvil o, lo que es lo mismo: a quedarse desconectado.
Otro de los componentes fundamentales que nos llevan al diagnóstico de esta curiosa y cada vez más frecuente enfermedad, son las conductas asociadas a este miedo irracional, que interfieren con la vida cotidiana del individuo, convirtiéndolo en poco más que un esclavo de aquellos dispositivo s que les dan una falsa seguridad por saberse conectados en cualquier momento.
La necesidad de conexión no se refiere sólo a “poder hablar” por teléfono, sino que va mucho más allá, y varía según el individuo y su grado de dependencia con el dispositivo electrónico: unos estarán enganchados a las redes sociales, otros al wassap, y otros, simplemente, al acceso a la información.
Discutir con los padres o con la pareja cuando nos acusan de estar siempre mirando al móvil, estar agresivo y poco comunicativo a causa de haber perdido la batería, y saber sonreir sólo tras ver las menciones en Twitter, son síntomas que previenen de una nomofobia potencial o ya en curso.
Fotos fuente: Internet (etceter.com, primerasnoticias.com, saludfacilisimo.com, vanguardialiberal.com)