Aunque puede producirse antes, es habitualmente en la adolescencia cuando se producen los primeros escarceos con el ciberacoso que pueden adquirir un carácter más grave, especialmente si están en relación con el sexting
Los niños están expuestos a internet desde edades cada vez más tempranas. De hecho, aprenden a manejarlo con fluidez desde los siete u ocho años. Poco más tarde, sobre los 10, descubren el “maravilloso mundo” de las redes sociales, con todo su potencial. Es en este entorno donde se inician en la comunicación digital con sus amigos, en la que hay cabida para la hostilidad y para los primeros escarceos con el ciberacoso. Estos adquirirán mayor gravedad en la medida en que estén relacionados con el sexting, ya en su etapa adolescente.
El ciberacoso puede suceder en cualquier momento, a partir de que el niño acceda a las relaciones sociales vía internet, pero las consecuencias derivadas de este se van agravando con la experiencia adquirida por el adolescente para manejarse con las TIC. Por este motivo debemos mantenernos atentos y ejercer una supervisión acorde a nuestras posibilidades reales.
A partir de la los doce años, cuando se inicia la adolescencia, los niños ya puede decirse que dominan internet. Aún necesitan de un control parental, que será menos presencial, y más ejercido a través de aplicaciones de seguridad.
La divulgación no consentida de fotos con carácter sexual, intercambiadas previamente por sexting, puede devengar en consecuencias penales para el adolescente
Por qué en los adolescentes el ciberbullying puede ser aún más peligroso
En la adolescencia es habitual el ejercicio del sexting, una práctica consentida por la que se produce un intercambio de material de carácter privado y sexual. Siendo legal y autorizada por consenso de las partes, conlleva el riesgo de la pérdida de control de estas fotos una vez se han enviado.
El envío no autorizado de fotos compartidas vía sexting, una actividad habitual entre adolescentes, puede suponer la viralización de dichas imágenes de tipo íntimo pronto se hacen virales y se convierten en una fuente de ciberacoso para la víctima que puede llegar a ser constitutiva de delito.
Actualmente el ciberacoso también se puede detectar a través de algunos test de acoso escolar, como BuddyTool, un test sociométrico que mide los lazos sociales y afinidades entre los niños, permitiendo destapar los casos de acoso escolar o los niños en riesgo de padecerlo
Por qué debemos vigilar la actividad online de los hijos durante su adolescencia:
El sexting no es el único factor que puede agravar potenciales episodios de ciberacoso. En este periodo de edad casi todos cuentan ya con varios perfiles sociales, especialmente en Instagram y TikTok, pero no siempre se preocupan de mantenerlo en privado, con el riesgo que esto implica. Por eso hay que educarlos en las pautas básicas de seguridad, incidiendo especialmente en la precaución de no hablar con extraños. Además, habrá que generar con ellos conversaciones que les den confianza para recurrir a nosotros ante cualquier duda que les surja.
Una vez se hagan su primer perfil social, debemos configurar su privacidad y activar los filtros oportunos, como el de la detección de agresiones verbales por ciberacoso.
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