Un niño que se siente acosado es incapaz de manejar correctamente esta situación ya que no dispone de los recursos emocionales ni de la madurez necesarios para gestionarlo.

 

El hostigamiento, bullying o acoso tienen lugar en el entorno escolar y es allí donde debe comenzar la batalla para combatirlo. Así, y todo, a los padres nos toca ejercer una labor importante desde casa que pasará por la observación y por la implicación en lo que le suceda anímicamente a nuestros hijos.

Hemos hablado muchas veces del acoso escolar y de su cómo se expresa también en el entorno digital a través de lo que conocemos como ciberbullying. Este, también conocido como ciberacoso, multiplica sus efectos y no da tregua a la víctima, que puede ser acosada a cualquier hora del día y de la noche.

Un niño que se siente acosado es incapaz de manejar correctamente esta situación ya que no dispone de los recursos emocionales ni de la madurez necesarios para gestionarlo.  Pero, ¿cuáles son exactamente las situaciones en las que podemos hablar de acoso escolar?

La definición del bullying o acoso escolar

Para averiguarlas, contactamos con NACE (No al acoso escolar), desde donde explican cómo cualquier tipo de acoso obedece fundamentalmente a cuatro factores:

– Maltrato entre iguales (en cualquiera de sus formas: física, verbal, psicológica, social, digital…); es decir, entre alumnos de igual estatus y de edades normalmente similares entre sí. No se considerará acoso escolar cuando el hostigamiento se desarrolle entre figuras como el profesor y el alumno.  Ni cuando haya acoso entre dos profesores. Será entonces otro tipo de acoso con características diferentes, como el mobbing.

– Reiterado en el tiempo: Sucede habitualmente.  No será acoso, por el contrario, cuando haya un acontecimiento puntual.  Si se trata de una burla de mal gusto o de alguna agresión en forma de insulto o pelea, lo conveniente será estudiar el caso.  También, por supuesto, mantener los ojos abiertos a los niños implicados en este episodio.

– Hay intención de hacer daño, de humillar a la persona que lo sufre.  Para conseguirlo, el niño acosador o bully se esforzará siempre por conseguir apoyos sociales en otros niños.  Acompañando a estos secuaces estarán también los testigos pasivos, que con su silencio, mantendrán vivo el acoso escolar, además de potenciarlo e impedir la denuncia por parte de la víctima.

– Hay abuso de poder por parte del victimario, e indefensión por parte de la víctima, bien porque los agresores son más o porque son más fuertes.  En todo caso siempre habrá una debilidad en la víctima, que se irá acrecentando en cada capítulo de hostigamiento, a la par que decrece su autoestima.

 

Debemos conseguir que unos niños se preocupen por otros para combatir el bullying

Debemos conseguir que unos niños se preocupen por otros para combatir el bullying

El papel del colegio en los casos de acoso escolar

Desde NACE señalan la importancia del papel del centro escolar. El presidente de la entidad, Javier Pérez, señala que su papel será el de «restablecer el equilibrio de fuerzas».  Pero para lograrlo, la comunicación entre el colegio y los padres ha de ser fluida, y bajo el precepto de que ambas partes quieren lo mismo:  terminar con el problema del acoso escolar.

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