Patricia Peyró @kontrolparental
Cuando se trata de nuestros hijos toda precaución en internet es poca para evitar uno de los grandes males que proporciona el anonimato en la red: el acercamiento del adulto hacia el niño haciéndose pasar por quien no es. Este fenómeno, también conocido internacionalmente como “grooming” persigue unos fines ilícitos y se debe intentar evitar educando desde la prevención. La supervisión cotidiana de los padres ayudará a detectarlo.
Una de las principales características del grooming es similar a la del acoso sexual en el trabajo: no sucede entre iguales, sino que se da en una “relación de poder”. En el grooming el adulto se encarga de que esta relación se establezca entorno a algún elemento de fuerza, real o imaginario, con el que pueda tener al niño asustado y bajo su control. Cuando lo consigue, lo que hace es iniciar una relación de chantaje al niño, y comienza a pedirle cosas, como pueda ser el envío de material sexual (fotos o visionado a través de la webcam).
Dado que el chantaje es uno de los elementos característicos del grooming, el primer objetivo ha de ser evitar a toda costa que el depredador sexual llegue a hacerse con material sensible que pueda usar como elemento de fuerza. Aunque en ocasiones lo consigue del propio niño (como sucediera en el caso de Amanda Todd), otras veces el depredador puede hacerse con este material recurriendo a terceras personas o incluso al robo de contraseña para acceder a los archivos de otro ordenador. Conseguirlo pasará por mantener el equipo informático actualizado en cuanto a seguridad, en primer lugar, y como punto de partida. En segundo lugar, deberemos educar a nuestros hijos explicándoles que no deben facilitar fotografías o información comprometida a nadie porque no sabemos lo que las terceras personas podrían hacer con ello fuera de contexto. Sobre todo es importante generar con nuestros hijos una confianza para que nos cuenten este tipo de acontecimientos si se llegaran a producir.
Cómo gestionar el grooming cuando sucece
Una vez el menor hace acto de valor para denunciar esa situación que lo atormenta, por nuestra parte hemos de actuar con rapidez y de acuerdo a estos consejos.
-Agradecer al niño su valentía al denunciarlo, y a continuación transmitirle una actitud de seguridad que le haga sentir a salvo.
-Jamás transmitir ansiedad descontrolada ni regañarlo haciendo que se sienta culpable. Es el momento de mantener la cabeza fría y actuar como adultos.
-Consultar con los expertos en una materia que nos es desconocida. Lo mejor es acudir a la policía o consultar con alguna de estas las webs especializadas.
-Nunca tomar la justicia por la mano
-Asegurarnos que el depredador tiene el material que dice tener
-Jamás acceder al chantaje
-Juntar todas las pruebas posibles, recopilando conversaciones, intercambio de mensajes o incluso de “pantallazos”
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